Cuento La Clase de los Monstruos
Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Lucía que siempre soñaba con aventuras extraordinarias. Un día, mientras caminaba hacia su escuela, se distrajo siguiendo a una mariposa de colores brillantes y, sin darse cuenta, entró en un colegio que no era el suyo.
Al cruzar las puertas, Lucía se encontró en un mundo completamente diferente. Los pasillos estaban decorados con dibujos de criaturas fantásticas y los sonidos que resonaban eran risas y rugidos amistosos. Pronto se dio cuenta de que todos los estudiantes eran… ¡monstruos!
Al principio, Lucía estaba asustada, pero los monstruos la recibieron con sonrisas y gestos amables. Había un dragón que exhalaba burbujas en lugar de fuego, un pequeño hombre lobo que prefería las galletas a la luna llena, y una sirena que podía cantar melodías que hacían bailar los objetos.
Lucía pasó el día aprendiendo sobre la magia de la amistad y la importancia de ser uno mismo. Los monstruos le enseñaron que cada uno tiene algo especial que compartir, y que las diferencias hacen que la vida sea más interesante y divertida.
Al final del día, Lucía encontró el camino de regreso a su casa, llevando consigo lecciones valiosas y recuerdos inolvidables. A partir de ese día, nunca volvió a juzgar un libro por su portada, ni a un monstruo por sus colmillos.
Y así, Lucía vivió muchas más aventuras, pero ninguna tan sorprendente como el día que pasó en la clase de los monstruos, donde aprendió que la verdadera magia se encuentra en la amistad y la aceptación de los demás.