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Cuento El Bisonte y la Lección de Amistad

Un búfalo y un niño en un desierto con una flor

Hace mucho tiempo, en las vastas llanuras de América del Norte, vivía un joven bisonte llamado Benito. Benito tenía un temperamento ardiente, pues había perdido a sus padres a manos de los humanos cuando era solo un ternero. Desde entonces, su corazón se llenó de amargura y el deseo de vengar a sus padres.

Benito había crecido fuerte y majestuoso, con un pelaje oscuro y cuernos poderosos. Pero su belleza no podía ocultar su rabia y sed de venganza. Durante años, merodeó por las llanuras, buscando la oportunidad de enfrentarse a los humanos y cobrar la vida de sus padres.

Un día, mientras Benito pastaba cerca de un río, vio a un grupo de humanos acercándose en sus caballos. Sus ojos se llenaron de furia y dolor al recordar la muerte de sus padres. Se preparó para cargar contra ellos y vengar la afrenta, pero justo en ese momento, una voz amable lo detuvo.

Era una lechuza sabia llamada Olivia, que había observado a Benito desde su rama en el árbol. “Espera, Benito”, le dijo. “No debes seguir por el camino de la venganza. La violencia solo trae más violencia, y el odio no te traerá la paz que buscas.”

Benito miró a la lechuza con desconfianza, pero la sabiduría en sus ojos lo intrigó. Decidió escuchar lo que tenía que decir. Olivia le contó una historia de su propia vida, de cómo una vez había albergado sentimientos de venganza, pero finalmente había encontrado la paz a través de la comprensión y la amistad.

A pesar de su reticencia inicial, Benito decidió darle una oportunidad a Olivia. Juntos, observaron a los humanos acercarse, pero esta vez, Benito no cargó contra ellos. En cambio, se quedó observando, tratando de entender su comportamiento.

Lo que vio lo sorprendió. Los humanos no eran los monstruos despiadados que había imaginado. Eran familias que viajaban en busca de un lugar para establecerse. Construían refugios, cocinaban alimentos y cuidaban de sus caballos con amor y paciencia.

Benito se sintió confundido. ¿Cómo podía reconciliar la imagen de estos humanos con la idea que tenía de ellos como asesinos de sus padres? Compartió sus dudas con Olivia, quien le recordó que los humanos eran diversos y no todos eran malvados.

Poco a poco, Benito comenzó a acercarse a los humanos con cautela. Los observaba desde la distancia y notaba sus acciones pacíficas. Hasta que un día, mientras exploraba un campo, se cruzó con un niño humano llamado Samuel, que había perdido su camino y estaba asustado.

Benito decidió ayudar a Samuel, lo guió de regreso a su familia. La madre de Samuel, al ver al enorme bisonte junto a su hijo, sintió miedo al principio, pero pronto se dio cuenta de que Benito no era una amenaza. Benito había demostrado su amistad al ayudar a Samuel.

A lo largo de las semanas, Benito y Samuel se hicieron amigos. Samuel le contó a Benito sobre su familia y su vida en las llanuras. Benito, por su parte, compartió sus experiencias y sus recuerdos dolorosos. A través de su amistad, Benito aprendió que no todos los humanos eran iguales y que la venganza no lo llevaría a la paz que anhelaba.

Un día, mientras paseaban por las llanuras juntos, Samuel señaló una manada de bisontes en el horizonte. Benito miró con tristeza a su antigua manada, a la que se había sentido tan ajeno durante tanto tiempo. Pero ahora, con su amigo Samuel a su lado, ya no se sentía solo.

Benito se dio cuenta de que había encontrado su verdadero hogar, no en la venganza, sino en la amistad y la comprensión. Aprendió que el perdón y la aceptación podían traer la paz que tanto anhelaba. Agradeció a Olivia por su sabio consejo y a Samuel por enseñarle la verdadera lección de la amistad.

La historia de Benito se convirtió en una leyenda en las llanuras, recordando a todos que la venganza solo conduce a más dolor, y que la amistad y el entendimiento pueden sanar incluso las heridas más profundas. Benito vivió el resto de su vida en paz, junto a su amigo humano, Samuel, demostrando que la amistad puede superar incluso la enemistad más antigua.

Y así concluye la fábula de “El Bisonte y la Lección de Amistad”, una historia que nos enseña sobre la importancia de la comprensión, la amistad y el perdón en el camino hacia la paz. Espero que esta fábula haya capturado la atención e imaginación de los oyentes y que hayan disfrutado de su valiosa lección.