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Cuento La oveja que escapó del sueño

 

Esta es la historia de una oveja llamada Oveja, que vivía en el sueño de un niño llamado Niño. Su trabajo era saltar sobre una valla para ayudar al Niño a dormir. Oveja era muy buena en su trabajo, pero no le gustaba nada. Ella prefería hacer otras cosas más emocionantes y divertidas, como explorar, jugar y conocer el mundo real.

Oveja siempre había tenido una curiosidad por la realidad. Le encantaba escuchar las historias que el Niño le contaba en sus sueños, sobre las cosas que hacía y veía en el día. Se imaginaba cómo sería salir del sueño y vivir esas aventuras. Se sentía atraída por los lugares, las personas y los objetos de la realidad, que parecían tener vida y magia.

Oveja decidió seguir su curiosidad y escapar del sueño. Con mucho valor y astucia, logró encontrar la salida del sueño, que era una puerta luminosa que se abría cuando el Niño se despertaba. Oveja aprovechó un momento en que el Niño se levantó de la cama y se coló por la puerta. Así, salió del sueño y entró en la realidad.

Oveja se encontró en la habitación del Niño, que estaba llena de juguetes, libros, ropa y otros objetos. Oveja se quedó maravillada con todo lo que vio. Era un mundo nuevo y sorprendente, lleno de formas, colores y texturas. Vio el peluche del Niño, que era un oso de felpa. Vio el libro del Niño, que era una historia de piratas. Vio la ropa del Niño, que era un pijama de rayas. Oveja quiso probarlo todo y se puso a jugar con los objetos.

Oveja se divirtió mucho jugando con los objetos. Se sintió feliz y libre con sus descubrimientos. Se hizo fotos y vídeos, y se los mandó al Niño por el móvil. Oveja se convirtió en una experta exploradora y disfrutó mucho de su escapada.

Pero no se conformó con eso. Quiso ver más cosas y salió de la habitación. Se encontró en el pasillo de la casa, que estaba lleno de puertas, ventanas, cuadros y otros objetos. Oveja se quedó maravillada con todo lo que vio. Era un mundo diferente y fascinante, lleno de sonidos, olores y sabores. Vio la puerta del baño, que era una ducha. Vio la ventana de la cocina, que era un jardín. Vio el cuadro del salón, que era una pintura. Oveja quiso probarlo todo y se puso a explorar los objetos.

Oveja se divirtió mucho explorando los objetos. Se sintió curiosa y aventurera con sus hallazgos. Se hizo más fotos y vídeos, y se los mandó al Niño por el móvil. Oveja se convirtió en una experta viajera y disfrutó mucho de su escapada.

Pero no se conformó con eso. Quiso ver más cosas y salió de la casa. Se encontró en la calle de la ciudad, que estaba llena de coches, personas, edificios y otros objetos. Oveja se quedó maravillada con todo lo que vio. Era un mundo enorme y asombroso, lleno de movimiento, luz y color. Vio el coche del padre del Niño, que era un taxi. Vio la persona de la madre del Niño, que era una médica. Vio el edificio de la escuela del Niño, que era una torre. Oveja quiso probarlo todo y se puso a viajar por los objetos.

Oveja se divirtió mucho viajando por los objetos. Se sintió valiente y feliz con sus aventuras. Se hizo más fotos y vídeos, y se los mandó al Niño por el móvil. Oveja se convirtió en una experta turista y disfrutó mucho de su escapada.

Pero no se olvidó de su amigo. Quiso volver a verlo y regresó al sueño. Con mucho cariño y nostalgia, logró encontrar la entrada del sueño, que era la misma puerta luminosa que se abría cuando el Niño se dormía. Oveja aprovechó un momento en que el Niño se acostó en la cama y se coló por la puerta. Así, entró en el sueño y salió de la realidad.

Oveja se encontró en el sueño del Niño, que estaba lleno de nubes, estrellas, arcoíris y otros objetos. Oveja se quedó maravillada con todo lo que vio. Era un mundo bonito y mágico, lleno de paz, amor y sueños. Vio al Niño, que estaba durmiendo. Vio la valla, que estaba esperando. Vio la oveja, que era ella. Oveja quiso abrazarlo todo y se puso a saltar sobre la valla.

Oveja se divirtió mucho saltando sobre la valla. Se sintió alegre y agradecida con sus recuerdos. Se hizo más fotos y vídeos, y se los guardó en su memoria. Oveja se convirtió en una experta soñadora y disfrutó mucho de su escapada.

Mientras tanto, en la realidad, el Niño vio las fotos y los vídeos que Oveja le había mandado por el móvil. Vio a Oveja jugando, explorando, viajando y viviendo sus aventuras. Se quedó sorprendido y conmovido. Se dio cuenta de que Oveja era una oveja especial, con una curiosidad y un sueño. Era una oveja que escapó del sueño.