Skip to main content
El Concurso de Disfraces

Cuento: El Concurso de Disfraces

En la escuela primaria Arcoíris, los preparativos para la gran fiesta de Halloween estaban en pleno apogeo. Cada año, el evento más esperado era el Concurso de Disfraces. Los pasillos estaban decorados con calabazas, murciélagos de papel y luces naranjas y moradas, creando un ambiente festivo que llenaba de emoción a todos los estudiantes.

Luz, una niña de nueve años, había estado planeando su disfraz desde el verano. Le encantaba Halloween y siempre buscaba ser la más creativa. Este año, decidió vestirse como una “Maga del Bosque”, con una capa verde hecha a mano, una corona de hojas y una varita mágica que brillaba en la oscuridad.

En su clase, sus amigos también estaban muy emocionados. Javier se iba a disfrazar de astronauta con un traje plateado y un casco hecho con una bola de papel maché, mientras que Ana había creado un disfraz de robot con cajas de cartón y luces LED que parpadeaban. Sin embargo, no todos estaban tan seguros de sus disfraces.

Mario, un niño tímido, había decidido ir de vampiro, pero su disfraz era simple: una capa negra y unos colmillos de plástico. Se sentía un poco avergonzado, pensando que no sería tan impresionante como los demás.

El día de la fiesta, el gimnasio de la escuela estaba lleno de niños en sus disfraces. Había princesas, monstruos, superhéroes y criaturas de todo tipo. La maestra de arte, la señora Flores, era la jueza del concurso y estaba encantada de ver tanta creatividad.

“Bienvenidos al Concurso de Disfraces de Halloween”, anunció la señora Flores con una sonrisa. “Recuerden, lo más importante es divertirse y ser creativos. Todos han hecho un trabajo maravilloso”.

Luz y sus amigos desfilaron uno por uno, mostrando sus disfraces con orgullo. Cuando fue el turno de Mario, caminó lentamente al frente. Aunque su disfraz era sencillo, sonrió al ver que todos lo animaban. La maestra Flores notó la modestia de Mario y cómo sus amigos lo apoyaban.

Después de que todos los niños mostraron sus disfraces, la señora Flores tomó la palabra. “Estoy muy impresionada con todos sus disfraces. Cada uno de ustedes ha mostrado una gran creatividad y espíritu de Halloween. Pero antes de anunciar a los ganadores, quiero contarles algo importante”.

La maestra se dirigió a los estudiantes con un tono cálido. “La verdadera magia de Halloween no está en tener el mejor disfraz, sino en la creatividad y la diversión que compartimos. Este concurso es una celebración de la imaginación y la amistad”.

Luego, anunció a los ganadores. Javier ganó el premio al “Disfraz Más Creativo” por su astronauta brillante. Ana recibió el premio al “Mejor Disfraz Tecnológico” por su increíble robot. Y para sorpresa de todos, Mario ganó el premio al “Disfraz Más Simpático”.

Mario no podía creerlo. Subió al escenario mientras todos aplaudían. “Gracias”, dijo tímidamente. “Nunca pensé que mi disfraz ganaría, pero estoy muy feliz de que les haya gustado”.

Luz y los demás corrieron a felicitarlo. “¡Lo hiciste genial, Mario!”, dijo Luz. “Tu sonrisa y la forma en que llevaste tu disfraz hicieron que todos nos sintiéramos felices”.

La fiesta continuó con juegos, música y mucha diversión. Todos los niños disfrutaron de la noche, recordando que Halloween era una ocasión para celebrar juntos, sin importar quién ganara.

Al final del día, cuando los padres llegaron para recoger a sus hijos, el gimnasio estaba lleno de risas y conversaciones animadas. La señora Flores sonrió al ver a sus estudiantes tan felices y unidos. Sabía que habían aprendido una valiosa lección sobre la importancia de la creatividad y la diversión compartida.

Luz, Mario, Javier, Ana y todos los demás se fueron a casa con sus corazones llenos de alegría, ya que sabían que, en el fondo, todos eran ganadores por haber participado y disfrutado de una noche mágica de Halloween.