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Fabula para niños

Cuento El Regalo de la Cigüeña Sabia

Había una vez una hermosa cigüeña llamada Olivia que vivía en un tranquilo rincón del bosque. Olivia era conocida por su sabiduría y su gentileza, y todos los animales del bosque acudían a ella en busca de consejo. Siempre estaba dispuesta a ayudar y a escuchar a los demás.

Un día, mientras Olivia se encontraba junto al lago, observando el reflejo del sol en el agua, un joven pato llamado Pedro se le acercó con una expresión preocupada. Pedro tenía un problema que lo tenía muy inquieto, y esperaba que Olivia pudiera ayudarlo.

“Olivia, necesito tu consejo”, dijo Pedro con timidez. “He estado viendo a una hermosa pata en el lago, y no puedo evitar pensar en ella todo el tiempo. Pero tengo miedo de expresarle mis sentimientos, ¿qué debo hacer?”

Olivia sonrió con ternura y le dijo: “Pedro, el amor es uno de los sentimientos más hermosos que existen. Si sientes algo especial por esa pata, deberías expresar tus sentimientos. No hay nada de qué avergonzarse en mostrar tu amor y ser sincero.”

Pedro agradeció a Olivia por sus palabras de aliento y decidió seguir su consejo. Se acercó a la pata que lo había cautivado y le confesó sus sentimientos con sinceridad y cariño. Para su sorpresa y alegría, la pata correspondió su amor, y juntos nadaron por el lago, creando un hermoso vínculo.

Con el tiempo, la noticia del consejo sabio de Olivia se extendió por el bosque, y muchos animales comenzaron a buscar su guía en asuntos del corazón. Olivia se convirtió en una especie de consejera del amor y ayudó a muchas parejas a encontrar la felicidad y la armonía en sus vidas.

Sin embargo, a pesar de ser una experta en asuntos del corazón, Olivia vivía sola en su nido junto al lago. Había ayudado a tantos animales a encontrar el amor y la felicidad, pero nunca había experimentado esos sentimientos por sí misma. A veces, se sentía un poco sola y se preguntaba si algún día encontraría a alguien especial.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Olivia escuchó un suave canto proveniente de un árbol cercano. Se acercó y descubrió a un ruiseñor llamado Roberto, que cantaba con una voz hermosa. Roberto era un ave pequeña y tímida, pero su canto era tan dulce como el amor mismo.

Roberto se acercó a Olivia y le dijo: “He escuchado hablar de tu sabiduría y de cómo has ayudado a muchos a encontrar el amor. Pero, Olivia, ¿tú has encontrado el amor en tu vida?”

Olivia suspiró y le contó a Roberto que, a pesar de haber ayudado a otros a encontrar el amor, ella misma no había tenido esa suerte. Roberto la miró con cariño y le dijo: “Olivia, eres una cigüeña maravillosa, y mereces encontrar el amor y la felicidad también.”

A medida que pasaban el tiempo juntos, Olivia y Roberto se dieron cuenta de que compartían intereses y valores similares. Se convirtieron en amigos cercanos y pasaban horas hablando y disfrutando de la compañía del otro. Poco a poco, su amistad se transformó en un profundo amor.

El bosque se llenó de rumores sobre la relación entre la sabia cigüeña y el apasionado ruiseñor. Muchos animales se sorprendieron, ya que Olivia y Roberto eran muy diferentes en apariencia, pero su amor era verdadero y profundo.

Un día, cuando Olivia y Roberto estaban juntos junto al lago, Olivia habló sobre el amor y compartió una lección importante con todos los animales del bosque:

“El amor no conoce fronteras, y no deberíamos juzgar a otros por su apariencia o diferencias. El amor se basa en la conexión del corazón y la sinceridad. No importa quiénes seamos o de dónde vengamos; todos merecemos amar y ser amados.”

Las palabras de Olivia resonaron en el corazón de todos los animales del bosque. Comprendieron que el amor era un regalo que todos debían disfrutar y respetar, sin importar las diferencias externas. La historia de Olivia y Roberto se convirtió en una inspiración para todos, recordándoles que el amor verdadero era un tesoro que todos podían encontrar.

Y así concluye la fábula de “El Regalo de la Cigüeña Sabia”, una historia que nos enseña que el amor no tiene límites ni fronteras, y que la verdadera belleza está en la conexión del corazón. Espero que esta fábula haya capturado la atención e imaginación de los oyentes y que hayan disfrutado de su valiosa lección.