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Fifi la rana nadando felizmente en un estanque mágico, rodeada de amigos ranas y un hada brillante.

Cuento Fifi la Rana y el Misterio del Estanque

Había una vez en un frondoso bosque, un pequeño estanque donde vivían muchas ranas felices. Entre ellas, había una rana especial llamada Fifi. A diferencia de las demás ranas, Fifi tenía un gran secreto: ¡le tenía miedo al agua! Cada vez que se acercaba al estanque, sus patas temblaban y su corazón latía rápidamente.

Fifi pasaba sus días observando a sus amigos desde la orilla, viendo cómo saltaban y chapoteaban alegremente en el agua. “Ojalá pudiera ser como ellos”, pensaba tristemente. Pero su miedo era tan grande que nunca se atrevía a unirse.

Un día, mientras Fifi estaba sentada en su roca favorita, vio algo brillante en el fondo del estanque. Era una piedra mágica que emitía una luz suave y cálida. Intrigada, Fifi se acercó un poco más, tratando de ver mejor. De repente, escuchó una voz dulce y melodiosa.

“Hola, pequeña rana. Soy Lila, el hada del estanque. He visto tu tristeza y quiero ayudarte.”

Fifi miró alrededor, asombrada. Frente a ella apareció un diminuto hada con alas brillantes y una sonrisa amigable.

“Pero… yo no puedo nadar. Tengo miedo al agua”, confesó Fifi con un hilo de voz.

Lila sonrió comprensivamente. “No te preocupes, Fifi. La verdadera magia está en tu corazón. Ven conmigo, te mostraré algo especial.”

Con un suave movimiento de su varita, Lila hizo aparecer un puente de flores que cruzaba el estanque. Con nerviosismo pero decidida, Fifi siguió a Lila hasta el centro del estanque, donde las aguas eran más tranquilas y claras.

Allí, Lila agitó su varita una vez más y el agua comenzó a brillar intensamente. “Este es el Estanque Encantado. Aquí, todos los miedos desaparecen. Cierra los ojos y confía en ti misma.”

Fifi cerró los ojos y sintió una ola de paz y valentía. Lentamente, sumergió una pata en el agua y luego la otra. Para su sorpresa, el agua no era aterradora, sino cálida y acogedora. Abrió los ojos y vio a sus amigos ranas aplaudiendo y animándola desde la orilla.

Con una sonrisa radiante, Fifi se zambulló por completo. Nadó, saltó y chapoteó con una alegría que nunca antes había sentido. Sus amigos se unieron a ella, y juntos, disfrutaron del maravilloso estanque como nunca antes.

Desde ese día, Fifi ya no tuvo miedo al agua. Se convirtió en una excelente nadadora y una amiga valiente. El hada Lila la visitaba de vez en cuando, recordándole que la verdadera magia siempre estuvo en su corazón.

El estanque se llenó de risas y juegos, y Fifi se hizo muchos amigos nuevos. Aprendió que enfrentar sus miedos no solo la hizo más fuerte, sino que también le permitió vivir grandes aventuras y hacer amistades inolvidables.

Y así, Fifi la rana, que una vez tuvo miedo al agua, encontró su valentía y vivió feliz para siempre en el Estanque Encantado, rodeada de amigos y magia.

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